DISRUPTORES ENDOCRINOS
Los disruptores endocrinos interfieren en la función endocrina de tres maneras posibles:
- Imitando la acción de una hormona natural, como la testosterona, y de esta manera poniendo en marcha reacciones químicas similares en el cuerpo.
- El bloqueo de los receptores hormonales de las células e impidiendo la acción normal de las hormonas.
Influyendo sobre la síntesis, el transporte, el metabolismo y la excreción de hormonas y, por tanto, alterando la concentración natural de hormonas. - A través de los alimentos ingerimos sustancias con efecto hormonal, como la testosterona que se encuentra de forma natural en la carne o las flavonas que contiene la soja. Estas sustancias presentes en los alimentos no se acumulan, son metabolizadas rápidamente por el organismo humano y no causan efectos adversos.
Los denominados disruptores endocrinos son en realidad toda una serie de sustancias químicas capaces de alterar el sistema hormonal del organismo humano y generar su disfunción, lo que puede llegar a causar diferentes enfermedades relacionadas con la salud reproductiva de la mujer (cáncer de mama, infertilidad, pubertad precoz, etc.), trastornos de la función reproductora masculina (afecciones de próstata, pérdida de la calidad seminal, malformaciones congénitas del aparato reproductor), trastornos metabólicos (diabetes u obesidad), enfermedades neurológicas (trastornos del comportamiento, déficit de atención e hiperactividad, enfermedad de Parkinson, etc.), cáncer de tiroides o trastornos cardiovasculares.
El problema fundamental es que por lo general el efecto de los disruptores endocrinos sobre el organismo es acumulativo e irreversible y se pueden transmitir de una generación a otra sin que se haya manifestado patológicamente. Estas sustancias están por todas partes y convivimos permanentemente con ellas, pues forman parte de nuestra vida de forma habitual, sea en el hogar, el trabajo, en la calle o incluso en el campo:
- Alimentos.
- Pesticidas.
- Productos de higiene personal y de limpieza.
- Materiales de construcción.
- Materiales plásticos.
- Ambientadores.
- Materiales de decoración.
- Insecticidas.
- Ropa.
- Juguetes.
- Electrodomésticos.
- Aparatos electrónicos, etc.
La lista es muy larga, al igual que la de las sustancias químicas que pueden alterar el sistema endocrino:
- Dioxinas.
- Furanos.
- PCB.
- Bisfenoles, alquilfenoles o benzofenonas.
- Ftalatos o retardantes de llama bromados.
- Hormonas sintéticas que se utilizan para el engorde del ganado o para algunos tratamientos médicos.
- Pesticidas y herbicidas.
- Metales pesados.
- Ciertos filtros UV utilizados en los protectores solares.
- Conservantes utilizados en productos cosméticos, etc.